Hay momentos en la vida de uno que te cambian por completo, y no es un decir para quedar bien en plan "ay, éste masaje me ha cambiado la vida" porque no, porque eso no se lo cree nadie y quita prestigio a las cosas que si lo hacen. Normalmente cuando estoy de camino a hacer algo importante (para mi) pienso: "cuando acabes de hacer esto ya no serás la misma". Obvio que es verdad porque todas las experiencias hacen que uno se construya y nos forjemos la personalidad que tenemos. Dicho esto, y mirando mi vida con perspectiva, el viaje de la semana pasada es el cambio más grande que he vivido nunca.
Cambio en mi manera de pensar, en ver las cosas, en hablar, en escribir, en absolutamente todo. Como si hubiese tenido una puerta cerrada (de esas que están cerradas a menos que vivas algo impresionante y se abra de par en par) y hubiese pegado un portazo en plan YA ESTOY AQUÍ! No es ni un sitio en concreto, ni algo concreto sino la experiencia en si. Deseo de todo corazón que todas las personas puedan vivir una experiencia similar y les abra la mente tanto o más que a mi y puedan decir "ay, éste masaje me ha cambiado la vida, pero como esa experiencia no hay nada igual".
Me considero una persona muy abierta de mente, y aún así al volver, me sentí mal por haberme perdido tantas cosas al no haber intentado interesarme o entender muchas cosas sobre unas personas que nos guste o no viven con nosotros cada día. Que no hay nada más grande que aprender de lo que no sabemos y es diferente a nosotros. Nos crece la inteligencia asiiiiiiiiiiiii de grande y de golpe.
Será porque aquí somos muy nuestros, y ellos aquí se sienten muy suyos y así nadie hace esfuerzo (por mucho que digamos que si) por convivir y aprender. Al fin y al cabo lo único que somos es personas viviendo en un mundo de locos con nuestras creencias y manías, separadas por fronteras imaginarias que alguien en su día se decidió a trazar. Ellos con lo suyo, tú con lo tuyo, yo con lo mío... a fin de cuentas siempre acaba siendo nosotros.
Si por mi fuera nos metería a todos en un bote y mezclaría, mezclaría, mezclaría hasta que todos pillemos lo bueno de los demás y así hacer algo más bonito, versátil y respetuoso de caras a todos.
Ojalá tuvieramos su educación, su hospitalidad, sus modales, su "comparto todo aunque sea poco", su respeto, su afán por ayudarse. Ojalá ellos tuvieran muchas cosas nuestras, pero no son ellos allí o nosotros aquí, somos un todo diferente, y en la variedad está el gusto y es lo que hace algo bonito. (Si todos fuéramos iguales sería un aburrimiento, imaginaros a todos los hombres con la cara de Gabino Diego? Pues eso).
Aparte de visitar centros de mujeres, escuelas, centros de jóvenes, fundaciones, vivir mil experiencias con cientos de personas diferentes... la mejor experiencia es la experiencia de puertas para dentro, con el grupo, como si nos hubiesen escogido mediante un gran test psicológico y pasando 10mil pruebas. Diez personas diferentes a más no poder que alguien ya sabía que íbamos a conectar. Conectar del nivel de poder estar más de 6h hablando por las noches, o pegarnos un gran debate en el autobús, de reírnos sin poder parar durante 15 minutos, o de ayudarnos entre nosotros y sin conocernos como si de alguien de nuestra familia se tratara.
Un viaje es algo impresionante, vivir una experiencia como la que íbamos a vivir es algo de lo que me siento muy afortunada, pero lo que hace la diferencia en un viaje así es la compañía. Y yo, no podría haber tenido mejor compañía en 5 días que me cambiaron la vida :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario