martes, 15 de diciembre de 2015

Cuando me da por irme a Roma.

La soledad toma otros aires cuando es por decisión propia, eso es algo que he tenido claro siempre, pero hasta ese momento no fue tan evidente.
Es tiempo, literalmente. Cuando estás sola en un aeropuerto, ves. De ver a la gente, de verdad, miras, y te fijas, y respiras, y lees cosas como las etiquetas de las maletas de los demás.
Al principio es incómodo, te da la sensación que todo el mundo sabe que te vas sola y te están mirando por ello. Aparte del detalle importante que parece que solo viajen parejas y les de por morrearse en cada esquina... como la pareja que se sentó a mi lado en el avión. Gracias a Dios(a), en mi caso es subirme a un avión y antes de despegar ya estoy durmiendo...aunque fuera con sonidos húmedos y desagradables de lenguas que viajan juntas por primera vez. Y al rato... campanas, bienvenidos al aeropuerto Roma Fiumicino. Cojes tu mochila, te bajas del avión y.... virgensantísimaenpecadoconcebida! Qué de gente, qué de carteles, qué de ruido... qué de Marina porque te lías de esta manera, quién te manda a ti irte sola a ningún sitio.
En 10 minutos conseguí recorrer el aeropuerto entero, preguntar por mi autobús y llegar la primera. No sin antes aguantar comentarios de un señor mayor tirando a verde, que le interesaba mucho el hecho de que yo estuviera sola. Es jodido, en mi momento de espiritualidad en la que me encontraba por PORFIN estar en Roma sola... el Señor Mayor Verde se sentó a mi lado (no había sitio no..) y empezó a darme conversación. Como esas situaciones que la gente cree que tiene que ser útil y si estás ahí sola es porque te ha pasado algo malo así que pobre y pequeña indefensa muchacha... voy a darle la bara a ver si suena la campana y me la llevo al catre. Acabemos el capítulo del Señor Mayor Verde. 40 minutos después estaba en el centro de Roma, si!
Metro, pérdida de 30 minutos, y hostal.... dejé la maleta y a la aventura.
Lo mejor que te puede pasar en una aventura así, el primer día, es que caigua el Diluvio Universal II. Que tu paraguas se rompa y ... a la mierda. Me senté en una plaza, (no cualquiera, Piazza Navona que es algo así como preciosa) donde todo el mundo corría porque llovía (hola, es agua) me compré una tarrina de helado de no queráis saber qué cantidad. Y ahí estaba yo, con mi helado, durante 1h escuchando al señor repetir una y otra vez la canción de VOOOOLARE con una acordeón. Qué bien no? Yo también corro en Barcelona cuando llueve, pero es que tampoco tenía dónde ir,  en realidad no tenía ningún plan más que estar ahí en ese momento, comiendo como una cerda debajo de la lluvia escuchando nel blu dipinto di blu! :)
Y así fueron los días en Roma, comer, ver, escuchar, mirar, respirar, reírme de las conversaciones ajenas, observándolo todo e intentando hacer pantallazos en mi mente para no olvidar nunca esas sensaciones.
Ver la Fontana di Trevi vacía (mucho más impresionante que llena!), caerme en plena Vía del Corso un día de compras y que me ayudaran unos 10 chicos ingleses fornidos, caerme en el Palatino de tan empanada que estaba viéndolo todo, tropezar por las mil escaleras del Pantéon y todo un grupo de alemanes chillar porque se pensaban que me iba a matar (si, me caí muchas veces, y es genial cuando estás sola, tienes el triple de vergüenza pero se pasa el triple de rápido porque te la pela) visitar el Vaticano con un grupo de abuelos argentinos y una guía Cubana. Encontrar a tres curas megaexcitados haciéndose selfies por todos los rincones del sagrado vaticani. Ir a Trastevere a comerme una ensalada que hubiése alimentado a diez personas. Colarme en el autobús, en el tram, y en todo lo que había por colarse igual que hacen allí que no paga ni el tato. Comprar chocolate en una tiendecita, postales ridículas, y una libreta para apuntarlo todo porque había olvidado la mía. Ver en la tv italiana un concierto de Il Volo mientras estaba en la cama de mi habitación comiendo quesos. Quedarme 3h de una tarde en el parque de Villa Borghese, escribiendo (había muchas cosas que contar!). Sentarme delante de un monumento y ver a la gente como solo van a hacerse una foto y ni siquiera ven lo que es (eso me encantó).
Y así fueron mis días italianos.
Si eso es estar sola, creerme que no se porque le tenéis tanto miedo a la soledad. Es bien rica, bien bonita y bien llena de cosas importantes. Me llamó la atención, de todo el mundo cuando no entienden el motivo por el que estás allí. Sin compañía? Ah, por trabajo?

No, porque me gusta estar conmigo a solas :)




domingo, 18 de octubre de 2015

Vivir fuera de la burbuja.

Es como querer escapar de una pesadilla en la que estás bien. Se puede estar bien en una pesadilla? Vale no, es como querer escapar de un placer que sabes que es malo. Debes pero no quieres. Quieres pero no debes. Y aún así te persigue, te persigue hasta la saciedad y venga y vuelta a empezar.
Yonkis del contacto humano, de la desesperación de tener identidad. Porque de esa no tenemos hasta que alguien posa sus ojos sobre nuestra minúscula cara y nos desnuda. Hasta ese día, nadie tiene identidad, somos almas maleantes en busca de un ojo que nos vista de desvelos.
Yonkis de naturalizar todo lo que no es natural, y yo vivo fuera de la burbuja, hago ver que estoy dentro, que todo es normal, que me resbala, que no lo hace, que me gusta, y que eso no...
Y en realidad, no entiendo nada. Juego a sumergirme dentro del agua donde todos bailan, a nadar a contra corriente, a dejarme llevar por la marea, a besarme con peces sin espada, a mirarme con otros que tienen globo, a subirme a caballitos sin mar, y a dejarme tocar por medusas sin tentáculos... y cuando todo se acaba, cuando salgo.. estoy cansada. No me gusta nada de lo que hay en esa burbuja, y aún así no hay otra donde estar.
Cuando nadie me ve, juego a que aparezcas. Y cuando nadie me piensa, te pienso por los poros de la piel. Así, es más llevadero el día a día, entrando y saliendo de la maldita burbuja que como sople... se va.



miércoles, 18 de febrero de 2015

Pablo, se te fue la olla!

"Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos..." Enserio me encanta esta frase, me encanta el poema entero, me encanta Pablo Neruda y todo lo que sea escrito por él. Pero.. qué mierda hace la primavera a los cerezos? o lo que es peor, que es lo que queréis hacer vosotros? porque creerme que mi mente sucia y salida como el pico de una plancha, quiere hacer muchas cosas, pero precisamente no tiene nada que ver con primavera y cerezos.. (bueno con cerezos aún se me podría ocurrir alguna guarrada pero ya es como muy forzado).
No se la verdad, Pablo, podrías haber sido un poco más claro... ( lo de no ser claros os viene con el nombre?) una cosa es querer pintarlo bonito porque en esos tiempos estaba feo el tema de entrarle a bocajarro, ahora también pero ya como que se ha relajado la cosa... pero ya lo de pintarlo tanto que ni se entienda, no se que cara pondría si alguien me dice algún día que quiere hacerme lo que la primavera a los cerezos.. que quieres qué? eso cuando?
Bueno, lo que te decía, que dentro de las mil cosas que se me podrían ocurrir querer hacer contigo, yo también, quiero hacer contigo lo que la primavera con los cerezos. Sea lo que sea, pero contigo. Si Neruda lo dijo es que debe de molar, y si tenemos que comer cerezas antes de meternos mano, pues comemos cerezas. Que no.. que es broma! (siempre rompiendo el encanto y el romanticismo esta chica) no vamos a... comer cerezas!