domingo, 18 de octubre de 2015

Vivir fuera de la burbuja.

Es como querer escapar de una pesadilla en la que estás bien. Se puede estar bien en una pesadilla? Vale no, es como querer escapar de un placer que sabes que es malo. Debes pero no quieres. Quieres pero no debes. Y aún así te persigue, te persigue hasta la saciedad y venga y vuelta a empezar.
Yonkis del contacto humano, de la desesperación de tener identidad. Porque de esa no tenemos hasta que alguien posa sus ojos sobre nuestra minúscula cara y nos desnuda. Hasta ese día, nadie tiene identidad, somos almas maleantes en busca de un ojo que nos vista de desvelos.
Yonkis de naturalizar todo lo que no es natural, y yo vivo fuera de la burbuja, hago ver que estoy dentro, que todo es normal, que me resbala, que no lo hace, que me gusta, y que eso no...
Y en realidad, no entiendo nada. Juego a sumergirme dentro del agua donde todos bailan, a nadar a contra corriente, a dejarme llevar por la marea, a besarme con peces sin espada, a mirarme con otros que tienen globo, a subirme a caballitos sin mar, y a dejarme tocar por medusas sin tentáculos... y cuando todo se acaba, cuando salgo.. estoy cansada. No me gusta nada de lo que hay en esa burbuja, y aún así no hay otra donde estar.
Cuando nadie me ve, juego a que aparezcas. Y cuando nadie me piensa, te pienso por los poros de la piel. Así, es más llevadero el día a día, entrando y saliendo de la maldita burbuja que como sople... se va.



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