Yonkis del contacto humano, de la desesperación de tener identidad. Porque de esa no tenemos hasta que alguien posa sus ojos sobre nuestra minúscula cara y nos desnuda. Hasta ese día, nadie tiene identidad, somos almas maleantes en busca de un ojo que nos vista de desvelos.
Yonkis de naturalizar todo lo que no es natural, y yo vivo fuera de la burbuja, hago ver que estoy dentro, que todo es normal, que me resbala, que no lo hace, que me gusta, y que eso no...
Y en realidad, no entiendo nada. Juego a sumergirme dentro del agua donde todos bailan, a nadar a contra corriente, a dejarme llevar por la marea, a besarme con peces sin espada, a mirarme con otros que tienen globo, a subirme a caballitos sin mar, y a dejarme tocar por medusas sin tentáculos... y cuando todo se acaba, cuando salgo.. estoy cansada. No me gusta nada de lo que hay en esa burbuja, y aún así no hay otra donde estar.
Cuando nadie me ve, juego a que aparezcas. Y cuando nadie me piensa, te pienso por los poros de la piel. Así, es más llevadero el día a día, entrando y saliendo de la maldita burbuja que como sople... se va.