lunes, 18 de marzo de 2013

Me gusta.

Me gustan las velas, el incienso, andar descalza, las almohadas cuantas más mejor, también me gusta el color blanco, los espacios grandes para llenarlos de cosas bonitas, la música para relajarme, me gusta cerrar los ojos y que un rayo de sol me haga saltar las lágrimas de lo que pica. 
No quiero olvidarme de decir que también me gustan los bolsos, las pulseras, el olor de mi madre, las libretas, las cajas (nunca he entendido esa obsesión). Ah! y también el queso, el vino blanco, el chocolate y los tés. 
Creo que nunca he comentado que me gustan las zapatillas de ballet, las puntas. Siempre he querido unas, es un pequeño trauma infantil que algún día solventaré. Me gusta bailar, más bailar que andar, pero mira esta sociedad es así y a veces me toca caminar. 
Lo redondo, las cosas redondeadas también me gustan, tienen un toque que dulcifica las cosas, como que no puede hacer daño. Me gusta el nombre de África y de Unai, mis hijos se llamaran así (independientemente de lo que diga el padre de esos hijos). Me gusta escuchar "dream a little dream of me", me saca una sonrisa nada más escuchar la primera frase. 
También me gustaba alguien. Gustar de esos gustos que parece que la vida tiene un principio y un final y su conductor sea él. De esos enamoramientos que piensas que los relojes se han parado y que si quieres más al corazón le dará un infarto. 
Ahora, que lo veo con perspectiva, puedo afirmar que hay dos frases que te joden la vida: " tiempo al tiempo" y "el tiempo lo cura todo". Tienes ganas de decir, coge ese tiempo y mételo donde buenamente te quepa. Pero aunque esas frases te destrocen, también son las más verdaderas. 
Hoy, a las 23:38 del 17/03/2013 confieso que he llegado a sentir vergüenza ajena de mi misma. 
Lo ridículos que llegamos a ser cuando sufrimos por amor (enserio cuando lo pienso me pongo roja y eso que en mi piel no se ve). Enfin, no voy a entrar en detalles de lo que hace uno cuando cree que va a morir por amor. Que eso también es ridículo, por mucho que esté apunto de estallarte el pecho no lo va a hacer. A mi me entró un complejo de Julieta, o de Romeo no se quien murió primero pero vaya.. os lo digo de verdad yo creía que moría. (Se puede ser más freak?) 
La cuestión, de todo se aprende, y mi manera de ser cambió, no se si a mejor o a peor pero fue en beneficio a mi misma. Supongo que porque tengo la certeza que fue una gran gilipollez y que si hay que pasarlo mal por lo menos que sea por alguien que merezca la pena, y como no lo fue pues una tiene un estado de serenidad curioso. 
Y lo curioso es eso, que desde entonces tengo como una gran paz interior, esa serenidad que hace que lo vea todo como por una mirilla, desde fuera y ya si eso me meto cuando me viene bien. Por dentro nada me altera ni me duele, es de color blanco, cantan pajarillos y hay mogollón de sonrisas flotando por todos lados. Soy gilipollas? puede, pero os aseguro que cuido como un gran tesoro ese estado de felicidad constante. No se si proviene de haber estado mal tanto tiempo que llegas a un tope y cambia por completo a lo contrario. La cuestión, me encanta. 
Volviendo a lo que me gusta también me gusta él, vaya, lo que hizo conmigo, aunque fuera desmontarme por piezas y que tuviera que volver a montarme yo sola, sin instrucciones, tal y como yo he querido. Sin odio ni rencor. 
Y eso, eso si que encabeza todas las listas que puedan haber de "me gusta". 




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